"Un museo de ciencias tiene varias funciones en una comunidad, pero fundamentalmente una función didáctica. Lo interesante de estos museos no es sólo la divulgación sino la posibilidad para los jóvenes que de alguna manera se inclinan por el naturalismo para abocarse al estudio de las especies que se han colectado, especies que corresponden al campo naturalista propiamente lilliano sino también especies paleontológicas de otras colecciones", dijo a LA GACETA, Hugo Bauzá, presidente de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires, quien participó ayer de la inauguración del Museo Miguel Lillo de Ciencias Naturales.

En la ocasión, y luego de elogiar el montaje y el diseño de las especies y piezas de las salas permanentes y temporales del MUL, destacó el valor de las colecciones de propiedad de la Fundación Miguel Lillo -próxima a cumplir a cumplir 80 años-, e hizo hincapié en la sincronía y convivencia de la tecnología y la didáctica museológica aplicada para la comprensión del público.

Bauzá, quien es doctor en Letras y en Filosofía de la Sorbona, sostuvo que Lillo representa "la visión sincrética de las ciencias".

"Si bien a Miguel Lillo se lo conoce como un naturalista de primera línea, habría que destacar fundamentalmente que fue un humanista. El naturalismo es una parte de la visión de la humanidad y, en ese sentido, Lillo supo conciliar lo humano con lo natural y habría que tomarlo no sólo como ejemplo de naturalista sino como ejemplo de vida. No sólo fue sabio en el sentido genérico, sino en la distinción que hacen los franceses entre sage y savant , es decir sabio por el saber y sabio por la experiencia de vida", indicó.

Frente a la idea diltheyana de separar ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu, Bauzá afirmó que la Academia tiene la visión sincrética, "la de tomar la ciencia en plural, y como una unidad conformada por distintas partes, puesto que el hombre está conformado de cuerpo y espíritu".

El académico visualiza un problema en las ciencias debido a la hiperespecialización y dijo que llegó a fragmentar la realidad, "tanto que muchas veces se olvida del hombre", añadió. "La ciencia debe estar la servicio del hombre y no propiamente en forma inversa. La clave es tener conciencia del hombre como una totalidad y una integridad y que el saber científico debe estar a favor de lo humano.

La ceremonia
Más de 500 personas, entre académicos, científicos, representantes del Poder Judicial, de Gobierno provincial y municipal asistieron a la inauguración del MUL, que fue bendecido por el arzobispo de Tucumán, Héctor Luis Villalba. El presidente de la Fundación Lillo, Jorge Rougés, se refirió al legado del Lillo y el intendente Domingo Amaya declaró al complejo, que comprende los edificios, el parque botánico, la Fundación, el Instituto, el MUL y la Facultad de Ciencias Naturales de la UNT, como "Manzana Histórica Sabio Miguel Lillo".

A su vez, el director del MUL, Eduardo Ribotta, destacó la labor de los responsables del montaje de las piezas, Regina Sáenz y Juan Ballesteros y de la directora educativa del Museo, Liliana Ferrari, quien plasmó la didáctica educativa en las instalaciones de las salas.

Las instalaciones estarán abiertas al público a partir de hoy, de 8.30 a 12.30 y de 14.30 a 17.30. A partir de junio, también se abrirán las puertas a los visitantes los fines de semana.